miércoles, 22 de diciembre de 2010

piel a piel (noticia del diario de Leon)

Piel con piel tras el parto

El Hospital de León inicia estrategias destinadas a que las madres vivan los 2.300 nacimientos anuales como una experiencia satisfactoria y favorecer la lactancia

07/12/2010 carmen tapia | león 

Silvia acaba de dar a luz. Su hijo permanecerá en su pecho desnudo durante más de una hora. ramiro
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La evidencia científica del beneficio que el parto más humanizado tiene para la madre y para el recién nacido ha llevado al Hospital de León a implantar un programa que potencia el vínculo tras el nacimiento. «Piel con piel» no es un proyecto novedoso, históricamente las comadronas lo han utilizado para dar calor al bebé tras el nacimiento, cuando los hijos se parían en casa y no había incubadoras. Ahora, las matronas recuperan en los hospitales una tradición a la que se añade otra finalidad: favorecer el vínculo y la lactancia materna.
Tras el alumbramiento, antes incluso de cortar el cordón umbilical, que suele hacerlo el padre, el bebé, sin limpiar, es depositado sobre el vientre desnudo de la madre. La matrona que ha asistido al parto coloca un gorrito al recién nacido, para que conserve el calor, y cubre a la criatura y a su madre con una manta. Así permanecerán durante más de una hora, juntos, piel con piel. «Solo se les separa un minuto, que es lo que se tarda en pasar de la sala de partos a la sala de dilatación, donde se controlará la evolución de la madre una hora después del alumbramiento. En esos segundos es el padre el que arrulla al bebé, con eso le involucramos en todo el proceso», explica la matrona.
Madre e hijo permanecen unidos. El contacto del bebé con la madre tras el nacimiento actúa como un bálsamo tranquilizador. La criatura deja de llorar instantáneamente. Olfatea a su madre, los recién nacidos ven a veinte centímetros y huelen, busca el pecho, lo chupa, y reposa en él su cabecita, se tranquiliza. Antes de una hora, nueve de cada diez criaturas inicia instintivamente la lactancia.
«Es un vínculo, es supervivencia, aumenta la temperatura corporal, el bebé hace menos gasto energético y se regulan los niveles de glucemia, disminuye el llanto y mejora la eficacia y la duración de la lactancia. No tiene ningún efecto negativo», explica María Pérez, una de las diecisiete matronas del Hospital de León que incorporan métodos más humanizados en el parto.

Menos cesáreas. Los cambios en los paritorios son lentos pero imparables y también llegarán a los quirófanos, con el objetivo de reducir el número de cesáreas. El jefe del servicio de Ginecología del Hospital de León, Celso García, explica que el Hospital introducirá en enero los nuevos criterios de la Sociedad Española de Ginecología para disminuir el número de cesáreas que se practican en los hospitales. «El objetivo es bajar a menos del 20% el número de cesáreas». La Organización Mundial de la Salud sitúa en el 15% las cesáreas justificadas, el resto, se pueden evitar.
Hasta ahora, las madres que había sufrido una cesárea anterior podían elegir si querían que se les practicase otra en el segundo parto. A partir de enero esa posibilidad no existirá y sólo se practicarán cesáreas en los casos que esté estrictamente aconsejado.

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